POR QUÉ ADORAMOS
Por el Apóstol Rony Chaves
El apóstol Juan escribe en una de sus cartas a la Iglesia:”os escribo a vosotros padres; porque conocéis al que es desde el principio” I de Juan 2:13.
Juan en su primera carta habla de niveles de crecimiento espiritual y define cada uno de estos según las experiencias alcanzadas en su relación íntima con Dios. El asigna la categoría de padres a aquellos que conocen verdaderamente a Dios, principio y fin de todas las cosas. El apóstol recalca una verdad profunda de adoración: que esta cobra un alto nivel o categoría según el adorador entienda Qué es adorar, a Quién debe adorar y Por qué debe adorar. La más excelente adoración debe tener impresas esas revelaciones. En este capítulo, estudiaremos razones de peso que nos deben mover a adorar a Dios con lo más sublime de nuestra exaltación.
XI.- ADORAMOS A DIOS PARA EXALTAR AL CORDERO
Juan el Bautista fue el profeta que bajo la unción del Espíritu Santo, señaló a Jesús en el Jordán y dijo de Él: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” Juan 1:29. El término Cordero, bíblicamente hablando, tiene una connotación extraordinaria. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la figura del cordero es sumamente importante. Es quizás el símbolo profético antiguotestamentario más relevante de la Escritura. Todo el ceremonial de los judíos estaba centrado en la figura del cordero y de su sangre. El libro de Levítico enseñó a esta nación a acercarse a Jehová a través de este dócil animal. El cordero señalaba a un hombre, Jesús, el mediador único entre Dios y los hombres.
Decir Cordero es decir Plan de Dios, Redención y Vida Eterna. Decir Cordero es decir Liberación, Salvación y Perdón Divino. El Cordero de Dios es Emmanuel, Dios con nosotros. Es la majestuosa Segunda Persona del Dios Trino, que tomó un cuerpo para morir por la raza humana y darle justificación y perdón de sus pecados.
El Cordero de Dios es Cristo, el Hijo del Dios Viviente. ÉL es el Camino al Padre y Aquel a quien el Espíritu Santo nos lleva a adorar. Adorarle a Él, al Cordero, es agradar al Padre, es honrar Su Plan y Su Sabiduría Eterna. Adorar al Cordero es proclamar Su Victoria y la Victoria del Padre. Adoramos al Padre al exaltar al Cordero, porque sólo Él es Digno de recibir la Gloria, la Honra y el Honor (Apocalipsis 4 y 5). Amén.
XII.- ADORAMOS A DIOS PARA ESTABLECER LA PLATAFORMA AL
MOVER DEL ESPIRITU SANTO POR EL FLUIR DE SUS DONES
ESPIRITUALES.
Cuando Dios está presente en un lugar, Él se manifiesta y Él demuestra su poder. Su Reino es también demostración. La plataforma que el Espíritu Santo demanda para operar sus diversos dones espirituales entre y con la gente (II Corintios 12 y 14), se establece sólo como Él quiere.
Esa plataforma es edificada a través de la reverencia y el respeto a la Persona maravillosa del Espíritu (Él es Dios). Ante el silencio santo y la espera anhelante de Él son colocados los pilares de su mover. No es ante el irrespeto, la insensibilidad y la clara irreverencia e inconciencia de un pueblo carnal e inmaduro que Él opera. Dios es Santo; obrará ante los que le honran. Él es Rey; se moverá donde se le da el lugar debido. La adoración excelente provee de los elementos necesarios para que Él asiente Su Gloria y se mueva.
La adoración nos acerca a Él. Nos humilla, nos calla y nos postra ante Él. La adoración sumerge al adorador en la conciencia real de Su Presencia, en la reverencia total hacia Su Majestad y en el respeto profundo por Su Santísima Persona. Amén.
La adoración mata lo indecoroso, lo impuro y lo irrespetuoso; nos lleva a la intimidad y nos pone a los pies del Espíritu Santo, para que Él como Edificador de la iglesia reparta los dones como Él quiere.
En estos postreros días , el Refrigerio del Espíritu debe venir a la Iglesia como el bálsamo que ella necesita. El fresco mover del Señor debe llenar Su Casa. Los milagros, las maravillas y prodigios deben ser las señales gloriosas de Su Presencia en Su Santuario.
La plataforma del Espíritu para el mover de los últimos tiempos, tiene ya su diseño, su tamaño y forma; sólo puede ser edificado por adoradores y con el material riquísimo de la “más excelente adoración” de Su Pueblo. Amén.
XIII.- ADORAMOS A DIOS PARA SER TRANSFORMADOS A SU IMAGEN
“Nos llegamos a parecer a lo que adoramos”. Curiosamente esta expresión es una gran verdad. En el caso de los adoradores de Jesucristo esta frase es totalmente comprobable. A los primeros discípulos de Jesús se les llamó cristianos en Antioquia (Hechos), porque se parecían a Cristo en su conducta, doctrina y carácter. Al paso de los siglos, muchos hombres de Dios han sido señalados como verdaderos cristianos. Ellos han vivido vidas llenas de la unción del Espíritu y con principios de comportamiento prácticos y santos. Ellos fueron realmente cambiados por el Poder Divino, hasta ir alcanzando la estatura de Cristo.
El apóstol Pablo fue de los primeros, el dijo: “sed imitadores de mí, como yo lo soy de Cristo”
La vida de adoración nos sumerge en las aguas del Espíritu. Estas aguas nos limpian, nos purifican y nos santifican. La adoración en el creyente acelera los tiempos de maduración en él y su carácter es cambiado de gloria en gloria y de victoria en victoria. Aleluya.
El fruto del Espíritu Santo, que no es otra cosa que el maravilloso “carácter de Cristo” en nosotros sigue siendo producido, es desatado con poder en el creyente según tenga una vida intensa de adoración e intimidad con Dios. Amén. Los cuatro seres vivientes que adoran a Dios ante Su trono, según Apocalipsis 4 y 5, reflejan la gloria de Aquel a quien ellos adoran. Lo que Dios es, les es impartido y estos querubines adoradores reflejan esa sobrenaturalidad y majestuosidad del Dios ante el que se postran y le dicen: “Santo, Santo, Santo”.
La Escritura nos da un vislumbre glorioso con estos seres vivientes de lo que sucede en las criaturas de Jehová, cuando éstas le adoran ferviente y constantemente (día y noche). La Biblia usa un simbolismo muy descriptivo para manifestar a través de estos ángeles la Personalidad de Dios, Su carácter Santo, Sus atributos, excelencias y perfecciones; es decir, Su Gloria. Cada querubín que se mantenía adorando de continuo ante el Trono del Señor era descrito por el apóstol Juan como un ser viviente lleno de ojos por delante y por detrás. Con muchas alas con las que volaban velozmente y tapaban sus rostros. Cada uno tenía cuatro caras, una a cada lado. Esas caras eran, un rostro de hombre, un rostro de león, un rostro de águila y un rostro de buey. Estos símbolos todos, tienen que ver con la habilidad dada por Dios para mirar hacia delante y hacia atrás (pasado, presente y futuro) por la operación del conocimiento divino en ellos (en la Iglesia, serían los dones del Espíritu). Las alas son sinónimo de velocidad, efectividad y obediencia plena. Las alas sobre sus rostros son símbolo de reverencia y respeto ante el Creador del Universo. Amén.
La cara de león simboliza realeza, autoridad y poder, así como señorío y dominio. El águila lo divino, lo celestial y eterno; sobre todo lo que viene del Espíritu. El buey representa la entrega, el sacrificio, la abnegación y la mansedumbre del Siervo Sufriente ¡Cristo!. El hombre su comunión con los humanos, Su plan redentor y Su carácter mesiánico. El hombre también representa a Jesús el Mediador y sus mejores dotes como persona. Al igual que los seres vivientes, en la adoración, Dios transforma el carácter de Su Iglesia dotándola de autoridad, realeza y poder. La Adoración con excelencia, nos trasforma a su imagen Santa. Amén.
XIV.- ADORAMOS A DIOS PORQUE ES NUESTRA PRIORIDAD
MINISTERIAL.
Como mencionamos anteriormente, la ausencia de poder en la Iglesia se debe a la falla de ésta en ministrar al Señor. La adoración a Él es nuestro ministerio prioritario. De la adoración a Él y de ser revestidos de su gloria, es que le viene el poder y la autoridad a la Iglesia.
La Biblia enseña que nuestro ministerio hacia Dios es primero que nuestro ministerio hacia el hombre. Es a Dios a quién debemos ministrar primero, si realmente deseamos ser eficaces en nuestro llamado. Fuimos creados para adorar. Al ejercer sabiamente nuestro ministerio de adoración para el cual Dios nos creó, éste nos impulsará inevitablemente a ministrar a los hombres y a sus necesidades. Al adorar al Señor prioritariamente, con excelencia, amor y perseverancia, Dios mismo nos impulsará hacia los hombres, pero investidos de Su carga y de Su amor por ellos. Es a través de la adoración que Jehová nos envía luego a las gentes con Su Poder y Su Unción.
La adoración excelente debe ser brindada al ser prioridad número uno de su quehacer cotidiano por una Iglesia madura, amorosa y entendida en su llamado.
Adoramos a Dios por sobre todo porque es lo que Dios diseñó para Su Esposa, La Iglesia. Adoración es la prioridad de nuestro ministerio. Amén.
XV.- ADORAMOS A DIOS PARA CENTRAR EL CULTO EN LA PERSONA
CORRECTA.
La Biblia es muy clara con respecto a la adoración; sólo Dios es digno de recibirla. El apóstol Juan recibió la Revelación de Jesucristo en la isla de Patmos, a través de ángeles. Al final de este proceso glorioso él se emocionó y se postró ante el ángel de Dios, impactado por la sobrenaturalidad manifestada por el mismo, y el ángel se lo impidió (Apocalipsis 22). Sólo Dios es digno de ser adorado. Aleluya.
El gran pecado de los idólatras es que con sus devociones paganizadas, rebajan la dignidad de Dios. Sólo Él es Dios, los demás, nada son. Son imágenes a través de las cuales satán intenta atraerse gloria para él. Sólo Dios es Digno de ser magnificado. Amén.
Tristemente existe una tendencia entre los hombres a exaltarse más de lo debido. La caída del primer hombre Adán, vino como resultado de querer ser como Dios. Desde entonces la corriente del Humanismo ha provocado de mil y una maneras la exaltación desmedida de hombres, ya sean políticos, científicos o artistas.
Estúpidamente, el hombre cegado de soberbia y vanidad, se cree dios. Más estúpidamente los hombres, cegados por la idolatría, han hecho de mortales pecadores, ídolos de barro. En ellos han fijado su aplauso, su atención y su veneración. Por ellos lloran, gritan y hacen miles de sacrificios; son sus dioses.
El gran problema es que en la Iglesia la gente inmadura e inconsciente ha perdido la perspectiva correcta. Han hecho de músicos, cantores y predicadores estrellas de teatro. Los exaltan como en el mundo y lo más grave es que estas “estrellas” se creen grandes artistas. La adoración brega con ese síndrome de Lucifer (“virus” que tuvo el diablo en su rebelión). La adoración centra el culto y devoción de la Iglesia en la persona correcta, en Jesucristo, el único que debe ser adorado. En la alabanza se exalta muchas veces al cantante, a las diversas buenas voces del coro; en la predicación nos emocionamos por la revelación del maestro o la habilidad y retórica del predicador.
En la adoración, no hay campo para exaltar al hombre y a sus habilidades. Allí no importa quién canta o quién toca la música. Sólo importa Dios. Nos centramos y concentramos en Él. La adoración nos protege de idolatrías y nos postra ante Él. ¡Bendita adoración, que nos lleva a Cristo !. Amén.
Adoración es Orden Divino
Por el Apóstol Rony Chaves
En mi reciente viaje a Kissimmee, Florida, dialogué con varios apóstoles de las cosas que están sucediendo en medio de sus congregaciones y ministerios asociados a sus Redes. ¡Sorpresa! ¡Epidemia masiva! ¡Profetas y músicos desligándose de ellos sin causa o razón aparente! Recordé de inmediato la Guía Profética del 2005 que el Señor me dictó para escribírtela a ti. En el punto 5 escribí de la siguiente manera: El 2005 será “el AÑO DE LA FIDELIDAD Y SUJECCIÓN de los Profetas a sus Coberturas Apostólicas”. El Señor nos previno diciendo en esa guía: “satanás a pedido a muchos profetas para sacudirlos en esta área. Si eres uno de ellos, no temas, sé leal y fiel a tu Apóstol y ninguna arma forjada contra ti prosperará. Amén. Dios usará a los Profetas como nunca, necesitarán la mayor humildad de sus vidas”.
Lamentablemente estas palabras han sido ignorados por ministerios relacionados al área profética; entre ellos, profetas, intercesores, músicos y directores de alabanza. El diablo está sacando ventaja de sus errores para invalidar sus oraciones y sus alabanzas al ofrecérselas al Señor irrespetando la autoridad delegada del Señor en sus Apóstoles y Pastores.
En esa conversación de Kissimee, el Apóstol Pío Carvalho de Brasil expresó sabiamente lo siguiente: “esto está sucediendo por que el año que viene, el 2006, ellos son muy importantes para movilizar la Adoración Continental”.
La perspectiva de Pío es totalmente correcta, el Señor previno a aquellos que se mueven en el ámbito de lo Profético, de la intercesión y de la alabanza para que no cayeran en la trampa del maligno de la rebelión y la insujeción a la autoridad pastoral.
“Aunque tengas padre, necesitas cobertura”
Algunos están argumentando que ellos tienen un “padre en su ministerio” por lo tanto, esto es suficiente. Suena bien, pero es falso. La Biblia es de donde debemos sacar los principios de conducta.
Mateo capítulo 3 nos narra el bautismo de Jesús “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó” Versos 13-15.
Es en este pasaje donde encontramos verdades profundas para el Ministerio. Nadie duda que Jesús era mayor que Juan; Su Ministerio era único e incomparable. El mismo Juan lo reconoce y se opone a bautizar a Jesús. La lección es importantísima, Jesús tiene un “padre en Su Ministerio”, este es Su Padre Celestial, pero para cumplir las determinaciones y órdenes de Su Padre, debe someterse a un ministerio como el de Juan. Jesús necesitó la cobertura de Juan para ser desatado a un ministerio de alto nivel. El nunca despreció la autoridad del Bautista ni se opuso al orden de autoridad establecido por su Padre. Paternidad nos brinda identidad, alta autoestima, seguridad personal y ministerial, dirección, entrenamiento y cobertura. Esta cobertura muchas veces significa la orden de someternos a otro ministro y su autoridad antes de ser promovidos ministerialmente.
No podemos negar que muchas veces como apóstoles somos “el padre” de algún ministro pero no necesariamente somos su cobertura ministerial si él no se somete a los principios de respeto a la autoridad establecida por Dios. Hoy tenemos en la Iglesia muchos líderes y ministros que no tienen “padre en su ministerio” aunque tienen una “cobertura ministerial” y muchos “hijos pródigos” que tienen un “padre” en su ministerio pero al no respetar el orden de la Casa del Padre, caminan sin cobertura espiritual para su ministerio y lo que hacen. Esto se convierte en un gran peligro, pues la Ley de la Impartición funciona tanto para impartir bendiciones y dones como insujeción, independencia y rebelión.
Lo más crítico de este asunto es que pastores y apóstoles siguen cayendo en el error de seguir apoyando estos ministerios independientemente de la autoridad de Dios. Lamentablemente, el efecto de sus ministraciones no se ve al día siguiente, pero a los meses la obra destructiva es terrible.
¡Apóstoles y pastores, llegó la hora de poner orden en la Casa del Señor!
Adorar no es solo cantar, es un estilo de vida
Es elemental pero parece que pasan los años y seguimos sin entenderlo: la adoración que Dios recibe bien no es la de la boca, es la del corazón puro que se expresa a veces cantando.
Si el corazón está correcto, la adoración entonces está correcta. Pero si el corazón está contaminado y rebelde, la aparente adoración es rechazada en el Cielo.
La adoración más que tratar con tu calidad de voz o con tu habilidad musical, trata con tu corazón y el mío.
Hoy tenemos demasiada música abominable al Señor, no por la música en sí, sino por las malas actitudes y la mala condición del corazón de los ministros del altar.
Todos estos ministerios que cambian de cobertura y congregaciones a conveniencia están equivocados. Creen que su don los libera de vivir conforme a las normas de obediencia del Reino de Dios. Esto es falso, un gran don sin sujeción, es un peligro para la Iglesia, más un don en obediencia y sujeción es una gran bendición.
Adoración en Espíritu y verdad o fuego extraño
La Biblia está llena de ejemplos de adoración profana y abominable al Señor de pueblos paganos, pero también de adoración del pueblo de Dios, la cual fue una abominación al Señor por violar los principios de autoridad y sujeción del Reino. Veamos algunos ejemplos:
A. Génesis 4:4-7. Dios aceptó la ofrenda de Abel y rechazó la de Caín. En el verso 7 se nos da la razón del rechazo “mal vivir; el pecado”. La ofrenda y la adoración pueden ser rechazadas por Dios cuando el ofrendante vive mal.
B. Levítico 10:1-2. Nos narra el pecado de Nadab y Abiú, hijos de Aarón. Ellos eran sacerdotes y ofrecieron a Dios incienso. Es curioso pero el Señor lo rechazó y los castigó con la muerte. La explicación vino en la Palabra; ofrecieron fuego extraño que El nunca les pidió. Ellos irrespetaron el orden de autoridad establecida por Dios.
C. I Samuel 13. Este pasaje narra los momentos en que Saúl usurpa el lugar de Samuel como sacerdote para dar a Dios ofrendas ante la tardanza del profeta. Dios a través de Samuel, censura al Rey y le decreta el fin de su reinado. Su adoración violó los principios de autoridad, por tanto, su adoración y sus ofrendas se volvieron abominables ante Jehová.
¡Un mal corazón anula el poder de una buena ofrenda!
La caída del Edén: Independencia
El libro de Génesis nos narra en el capítulo 3 la caída de Adán y Eva en la tentación de la serpiente. Libros se han escrito sobre el tema para determinar quien fue realmente el culpable. Se ha dicho de todo, pero poco se ha hablado de que la caída se debió al afán del hombre por ser INDEPENDIENTE DE DIOS.
El hombre no pecó o cayó porque fue tentado; fue tentado y pecó porque se había salido antes de la protección del Reino. Adán y Eva cayeron porque se salieron del Reino. Ellos violaron los principios de autoridad del Reino del Señor.
Siguieron viviendo, pero las consecuencias persisten hasta hoy.
¡Independencia de Dios es Rebelión!
Lo Apostólico brega con el Orden Divino. No nos engañemos queridos apóstoles y profetas, apreciados ministros; hoy la demanda del Señor es mayor. Ministerios independientes solo implican que estos ministros están enfermos o son niños inmaduros que necesitan corrección.
La Independencia de Dios y de Su autoridad Delegada solo anticipa la caída y es evidencia de la necesidad que tiene un hombre de ser liberado y sanado de la aflicción de un espíritu de rebelión.
Si vamos a levantar altares de adoración en toda América, hagámoslo bien. El Orden de Dios debe ser respetado por todos. Dejemos de contratar rebeldes e insujetos para dirigir la Alabanza en la Casa de Dios; evitemos que fuego extraño suba hacia el trono del Señor. Santidad, Rectitud y Obediencia son parte de la “Adoración en espíritu y verdad” que busca el Padre. David lo escribió de esta forma:
“¿Quién subirá al monte de Jehová?
¿Y quién estará en su lugar santo?
El limpio de manos y puro de corazón;
El que no ha elevado su alma a cosas vanas,
Ni jurado con engaño.
El recibirá bendición de Jehová,
Y justicia del Dios de salvación” Salmo 24:3-5
Apóstoles del Reino, Pastores del Señor; exijamos ya a nuestros salmistas, cantores, intercesores y profetas la sujeción y la obediencia que nos demanda la Palabra a todos en la Casa de Dios. Cerremos filas a la insujeción y enseñémosle a ellos y al pueblo que la adoración nunca será verdadera adoración si no está vestida con el manto del respeto a la autoridad, de la sujeción a las coberturas del Señor y de la obediencia total a los principios de gobierno del Reino de Dios.
“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”. I Samuel 15:22-23
¡Antes de levantar altares de adoración en América, pongamos en orden la Casa del Señor!
LA ADORACIÓN Y ALABANZA
EN EL MINISTERIO PROFÉTICO
Por el Apóstol Rony Chaves
La vida de los profetas del Antiguo y Nuevo testamento estuvieron íntimamente relacionadas a la música y a las alabanzas del Señor. Ellos fueron hombres y mujeres con una profunda vida de alabanza y adoración. Mucha de la profecía Antiguotestamentaria fue traída al pueblo judío a través de la música y el canto.
David compuso gran cantidad de Salmos, impregnados de un poderoso mensaje profético acerca de Israel, la Iglesia, El Reino de Dios y de su Cristo. Aleluya. Igualmente Moisés y Salomón movidos por el Espíritu de la profecía cantaron profetizando las grandes victorias de Jehová su Dios.
Mujeres profetizas como Ana y María, levantaron su canción profética para testificar del amor y poder del Altísimo. Eliseo, reporta la Escritura, muchas veces solicitaba un tañedor y un arpa para sensibilizarse al Espíritu de Dios al alabar y adorar al Señor. Pablo y Silas ministerios proféticos del Nuevo Testamento cantaban al Señor en los momentos más difíciles de sus vidas provocando que la Palabra contundente de Dios rompiera sus prisiones y los libertara. Los profetas siempre han estado ligados a la alabanza y adoración del Dios Viviente.. Ellos han sido facultados por el Espíritu para captar con gran amplitud los modelos de adoración de la Eternidad, con los cuales los ángeles y arcángeles adoran al Creador. Los profetas como videntes de Dios tienen una gran revelación del Espíritu sobre modelos espirituales de alabanza para ministrar a Dios con poder, libertad y gran gozo. Recordemos como en Éxodo 33 cuando Israel se ha desviado del camino de Santidad y es rechazado por Dios. Moisés levanta su tabernáculo fuera del campamento y adora a su Señor, provocando que Su gloria descienda y Su voz sea oida por él. El modelo de alabanza más novedoso, poderoso y espiritual que Israel tuvo alguna vez fue enseñado por Natán el profeta de Dios, por Gad vidente del rey y por David el profeta cantor de Israel. La revelación de la música, instrumentos y tonos musicales que restauró la presencia de Dios a Israel fue traída al pueblo por estos profetas que eran músicos y cantores del Señor. El modelo que David instituyó se conoció como el “Tabernáculo de David”, el mismo sistema de alabanza que el Espíritu Santo está restaurando hoy en la Iglesia a través del espíritu profético en sus ministros.
El ministerio profético ha estado ligado con mucha fuerza al ministerio de los ángeles, quienes siendo espíritus ministradores, muchas veces traen a los profetas en medio de la adoración, las palabras del Altísimo.
Los ángeles están relacionados estrechamente con la alabanza al señor, por ende, con los profetas adoradores. Ellos se mueven con poder en la alabanza y adoración del “pueblo escogido”. Dios les usa grandemente como instrumentos reflejantes de Su Gloria y Poder.
El salmista David dice que Dios mora en la alabanza de su pueblo. La Escritura afirma que Él mora entre querubines, lo cual implica que al adorar, los profetas provocan el movimiento angélico en forma especial, así como la presencia del Señor en medio d ellos y sus poderosas palabras de autoridad . Aleluya.
La adoración lleva al profeta a un contacto íntimo con Dios y sus ángeles; le acerca a Su gloria y le revela Sus palabras. Aleluya. Por ello el ministerio profético se caracteriza por una vida rebosante de adoración.
El verbo profetizar en muchos pasajes antiguotestamentarios tuvo que ver con el término “alabar”. Cuando se hablaba de profetizar, se hablaba de alabar.
En I de Crónicas 25: 1-3, David escoge las personas que tendrán a su cargo el ministerio de alabanza en el Santuario, siendo seleccionados los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún para hacerlo. Ellos debían profetizar con arpas, salterios y címbalos. El término profetizar empleado es “nibbéim” que significa alabar a Dios aclamándole. Asaf, Hemán y Jedutún debían conducir a sus familias a alabar a Dios (profetizando) con instrumentos de música. Ellos eran levitas, cantores del Señor. Aleluya.
En I Samuel 10 y 19 encontramos “la compañía de profetas” profetizando y en medio de ellos al profeta Samuel; a Saúl y a sus enviados profetizando sin ser profetas. El término usado aquí es la palabra “alabar”. Lo que implica que estos profetas jóvenes estaban cantando alabanzas al salir a caminar hacia los pueblos de Israel; la influencia de su canto y la profecía contenida en sus canciones cayó sobre Saúl y los suyos provocándoles también a alabar a Jehová (profetizar) y a transformarse en hombres alegres. Encontramos en estos detalles un elemento muy importante en el ministerio profético y es que las palabras de Dios proclamadas por la música y el canto profético influyen poderosamente en los hombres y en los seres espirituales. Por ello David ministraba a Saúl con la música del arpa (y probablemente con su canto) cuando era atormentado por los espíritus demoníacos y era totalmente liberado.
Los profetas de la antigüedad se caracterizaron también por el buen uso de instrumentos de música; probablemente las melodías espirituales ayudaban a profetizar en un completo equilibrio y dominio de las circunstancias. Hoy en la Iglesia debe restaurarse la música y el cántico espiritual; debe volver profusamente a oirse el cántico nuevo, los salmos proféticos, la música ungida para liberar, los cánticos espirituales y la palabra profética cantada. El profeta provocará con su ministerio que estas experiencias gloriosas vuelvan a los altares del Señor, que así sea. Aleluya.
UNCIÓN DE ALABANZA DESATADA POR EL PROFETA.
Al igual que en la intercesión, el profeta es ungido para alabar y adorar a su Creador. El provocará con su alabanza que un espíritu de adoración se mueva en la asamblea de fieles y les inspire a alabar con gran fervor al Señor. Recordemos de cómo David, profeta y rey de Israel trajo esta unción a Sión (tipo de la Iglesia) al traer de nuevo el Arca del Pacto en medio de su danza, música y regocijo. David que todo el pueblo alabara, danzara y cantara para el Señor. Así ocurrirá en estos tiempos finales cuando los David modernos desaten la unción de alabanza en la Iglesia y se restaure con ello el gozo, la alegría y los cánticos de victoria en honor al Dios Todopoderoso. Amén.
LA UNCIÓN GUERRERA DESATADA POR EL PROFETA.
El profeta es un guerrero de oración en el Reino de Dios, posee una unción especial para interceder. El es puesto en el pueblo de Dios para desatar esa unción guerrera. Efesios 6: 10-12 afirma que nuestra lucha no es natural, ni contra seres humanos, sino contra fuerzas espirituales de diferentes rangos que operan en los aires. Estas fuerzas solamente serán vencidas en la misma dimensión: la espiritual. Dios ha dotado al profeta de armas poderosas para atar en las regiones celestes a esas fuerzas malignas a través de su espíritu guerrero y la unción entregada a su ministerio para interceder. Por ser sensible a los movimientos satánicos, el profeta intercede en la tierra para derrotar a nuestros adversarios en los aires. Recordemos que está escrito:”Todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” Mateo 16: 19, por supuesto esto será hecho a través del poder de la oración.
El profeta surge en la vida del pueblo de Dios para motivarle a interceder con violencia, para derribar los argumentos del diablo con su oración llena de convicción y autoridad. El provoca al pueblo a clamar al Padre por misericordia y juicio. El moverá a la asamblea de creyentes a recluirse en la cámara secreta y orar al Dios Todopoderoso. El es como ese general de infantería que mueve al ejército para combatir con denuedo al enemigo. Dos ejemplos importantes de este fenómeno los hallamos en la Biblia. El primero en Éxodo 17 en el combate entre Israel y Amalec.
Moisés como profeta es conducido por Dios a la cima del monte y se le ordena levantar sus manos al cielo, como un símbolo de rendición a Dios y de la intercesión y clamor fervoroso.
Mientras él se mantenía en esa posición, Israel abajo en el valle, derrotaba a sus adversarios. El desataba esa unción y espíritu guerrero.
El segundo gran ejemplo lo hallamos en la victoria de David frente a Goliat. Por muchos días, señala I Samuel 17, Goliat retó a Israel y a su ejército; pero su tamaño y bravura los atemorizó, les dio pánico. El rey Saúl ya no tenía unción y el pueblo en consecuencia se había acobardado y no quería pelear.
David surge como profeta en esa batalla en el momento preciso él tiene la unción profética; el Espíritu del Señor estaba con él.
Estaba revestido de autoridad para guerrear y lleno de unción y poder para derrotar a su gigantesco adversario.
La historia bíblica señala que David tumbó a su enemigo pegándole una piedra en su frente y con su propia espada le cortó la cabeza. Al levantar la cabeza de Goliat, el ejército de Israel de una forma casi incomprensible se llenó de un valor y espíritu de guerra que persiguió al ejército enemigo hasta aniquilarlo.
El profeta debe existir en la Iglesia para comunicar y desatar esa unción guerrera y espíritu de lucha. Sólo así venceremos a nuestro adversario el diablo. El ministerio profético debe estar al frente de la intercesión en la Iglesia, así moverá a los intercesores a orar conforme a la voluntad de Dios y con tal puntería que derribarán con poder los argumentos del enemigo. Amén.
ADORACIÓN, PALABRA, OBEDIENCIA Y UNCIÓN.
La unción es la manifestación visible del poder invisible de Dios que el profeta o creyente posee.
La unción es la manifestación y demostración exterior de un poder interior que se posee; el poder de Dios.
La unción tiene que ver ineludiblemente con la Presencia de Dios y la persona del Espíritu Santo.
La unción es la que rompe los yugos de la esclavitud. Es a través del la cual los ciegos ven, los prisioneros d espíritu son libres, y vendados los corazones de los quebrantados. La unción es la que trae sanidad y nos enseña por La Palabra a Cristo. Amén.
La unción es desatada a través de la obediencia a la palabra Revelada de Dios (Rhema). La palabra es la “Sustancia de Dios”, lo esencial para que Su mano se mueva. Esa palabra es la que produce la convicción para esperar lo que no se ve y actuar sin ver lo que buscamos. Si tienes la Palabra, lo tienes todo; es el dynamis de Dios, su energía concentrada para obrar milagros. Pero para desatar la unción, no basta tener la Palabra, o sea el diseño divino; es necesario también obedecerla. Palabra y obediencia dan como resultado la unción: el poder divino en acción.
Pero, dónde encontramos esa Palabra, esa sustancia. La respuesta es clara: En el secreto de Jehová.
Es en la intimidad con Dios en donde el hombre de Dios, se encuentra con Él, con Su Voz y Su Palabra.
Y a esa intimidad se lleva a través del velo, en el Lugar Santísimo; lugar de adoración al Señor.
La adoración hace a sus siervos, ministros del Lugar Santísimo; hombres de La Palabra Vivificada por el Espíritu (Rhema) . Con esa Palabra tenemos la garantía si la obedecemos que Dios vendrá y se manifestará con poder y gloria.
LA ADORACIÓN, LOS PROFETAS Y LA PROFECÍA NEO-TESTAMENTARIA
Por el Apóstol Rony Chaves
Podemos afirmar que Dios nos ha permitido vivir en una época especial; en la dispensación de La Gracia. Es la era del Nuevo Testamento, donde Dios por Su Espíritu ha marcado las pautas de gobierno en las cuales debe moverse Su pueblo. El profeta es un ministerio que no cesó con el cumplimiento cabal del Antiguo Testamento en Jesucristo. Es un ministerio también Neotestamentario. Recordemos que el ministerio profético fue antes de la Ley de Moisés; fue en la Ley y también en los días de Jesús; existió en los primeros años de la Iglesia y sigue siendo constituido hasta que los “santos” sean madurados y perfeccionados según la imagen de Cristo. Amén.
Veamos que dice La Santa Escritura acerca del profeta en el Nuevo Testamento:
1.- El espíritu profético operaba también en esos días usando diferentes
instrumentos para proclamar el mensaje divino.
a. En Lucas 1: 5-80 Zacarías profetizó el ministerio de Juan el Bautista, profeta de Dios.
b. En Lucas 1:13-17 fue el ángel Gabriel quien trajo el anuncio profético sobre Juan.
c. Al profetizar Elizabeth sobre la vida de María, su hijo fue lleno del Espíritu Santo en su vientre. (versos 39 al 45).
d. En el libro de Lucas 1: 26-38 Gabriel trae el anuncio profético del nacimiento de Jesús.
e. En Lucas 2: 8-14, un ángel del Señor trae la buena nueva a los pastores acerca del nacimiento del Salvador del mundo.
f. Desde el verso 21 hasta el 38, Simeón y Ana la viuda, profetizan sobre el niño Jesús.
g. Es notorio en estos y muchos pasajes más el movimiento del espíritu de la profecía dando testimonio de Jesús como el Mesías de Israel.
2.- Los profetas pusieron el fundamento de la Iglesia.
a. Juan señaló a Jesús como el Cordero de Dios. Su profecía y ministerio confirmó quien era la piedra principal del edificio de Dios y que sería el fundamento inconmovible de la Iglesia, Cristo.
b. Jesús fue el profeta por excelencia. Él ministró bajo la unción profética. En Él operaron los dones del Espíritu Santo; Él predijo. Él anunció; Él fue el Mensaje Viviente del Padre y el precursor de los profetas de la Gracia. Aleluya.
3.- La Iglesia “Primitiva”, fue constituida con ministerios apostólicos y proféticos
como ministerios principales para traer dirección y cobertura espiritual a la
Iglesia.
a. Efesios 4:11 afirma que Jesús constituyó a unos apóstoles, profetas, etc.. En realidad el término griego usado para la palabra “constituyó” es empleado en el tiempo “aoristo” dando una idea clara de una operación que no cesa hasta el final. Siendo lo más correcto entender el texto así: “a unos constituyó, constituye y seguirá constituyendo apóstoles, profetas...hasta que todos lleguemos ala unidad de la fe...”.
Esto nos da la idea correcta de que el propósito de Dios fue fundamentar a Su pueblo en el pasado al amparo de ministerios proféticos, pero que ese plan no ha cesado en el día presente. Aleluya.
b. Dios prometió a través del profeta Joel que en los tiempos Neotestamentarios Su Espíritu vendría sobre toda carne y tendríamos visiones, sueños y profecías. Estas experiencias serían claramente discernidas por los profetas de Dios. Amén. (Joel 2: 27-29). La Iglesia primitiva fluyó en estas experiencias en abundancia y hubo profetas para juzgarlas (Hechos 13; I Corintios 14).
c. Los grandes misterios espirituales no revelados a Israel, fueron revelados a la Iglesia a través de ministerios apostólicos y proféticos, los cuales con gran autoridad ministraban La Palabra iluminada del Señor a Su pueblo
“Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu” Efesios 3: 5.
d. Es necesario que ese ministerio profético, aún vigente se levante y cobre fuerza en la Iglesia para que la Palabra revelada del Señor sea traida con voz de autoridad. Amén.
4.- La profecía y los profetas existieron en las Iglesias Neotestamentarias.
a. Las primeras congregaciones cristianas surgieron poderosamente bajo la dirección y ministración de diversos ministerios que les dieron un fundamento excelente.
La Iglesia de Antioquia fue una de ellas ; pionera en las misiones y en el evangelismo de multitudes. Bernabé trajo a ella el fundamento apostólico, según Hechos 11: 19-30, colaborando en él Pablo por espacio de un año. En los versos 27 al 30 notamos que los profetas ministraban a la congregación en forma efectiva (entre ellos Agabo).
En el capítulo 13 de los Hechos encontramos ministerios diversos ministrando y ayunando al Señor para ser dirigidos por Él. Esos ministros eran maestros y profetas, a través delos cuales operó el Espíritu Santo para conducirles a unos de ellos al campo misionero y constituirlos en apóstoles.
Hoy la Iglesia del Señor necesita de esa orientación profética para el envío de sus misioneros. Aleluya.
b. La Iglesia de Cesarea.
Esta congregación fue establecida bajo el manto profético; ubicada en un puerto importante, se levantó poderosa a la luz de la predicación profética de profetas y profetizas que allí ministraron.
Surgió por la operación del espíritu profético que llevó a Pedro a la casa de Cornelio, para ministrar el mensaje del Evangelio (Hechos 10).
En esa ciudad puso su hogar Felipe el evangelista, quien tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. El profeta Agabo y Pablo edificaron como voceros de Dios a la Iglesia según Hechos 21: 8-16 y la llenaron con señales y prodigios propios del ministerio profético lleno del poder del Espíritu Santo.
c. La Iglesia de Efeso.
En Hechos 19 tenemos la historia relatándonos de cómo Pablo tuvo contacto por primera vez con un grupo de doce fieles en Efeso. Allí les impuso las manos y fueron llenos del Espíritu Santo y profetizaron. Esta Iglesia creció fuerte al igual que las otras al amparo de ministerios apostólicos y proféticos como los de Juan, Pablo, etc..
d. Hubo profetas en los días primeros del Nuevo testamento.
Varias porciones bíblicas ya citadas nos demuestran claramente que los profetas no acabaron con Juan el Bautista. La expresión “Los profetas y la Ley fueron hasta Juan” usada por Jesús, bien entendida, la declaración decía que los profetas de la Ley cesaban con Juan, pero que en Él se iniciaba una nueva era con una nueva unción. Hechos 11:27 enseña que en Jerusalén habían ministerios proféticos: “En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquia”.
Hechos 11:28 menciona el nombre de uno de estos profetas: Agabo.
Hechos 13 dice que en la Iglesia de Antioquia habían profetas y maestros, dando a entender al usar las palabras en plural de que por lo menos dos de los cinco varones mencionados eran profetas. En Hechos 15:32 la Escritura menciona dos profetas más Judas y Silas acompañantes de Pablo y Bernabé, los cuales declara el texto citado también eran conocidos como profetas del Señor.
“Y Judas y Silas , como ellos también eran profetas....”
Otro profeta mencionado en la Biblia es Juan el apóstol, el cual nos entregó la revelación más tremenda de los últimos tiempos para la humanidad: El Apocalipsis. En los primeros versos del capítulo 1 Juan testifica de su poderoso ministerio profético y de su mensaje recibido.
La historia misma del cristianismo registra en los diferentes siglos que “grandes hombres” de fe y visión se han levantado para hablar las Palabras del Señor a los hombres. Los profetas han seguido siendo llamados y equipados por Dios para edificar a Su pueblo.
Quiera Dios que la generación presente abra su corazón ante este nuevo y fresco mover profético del Espíritu y no lo perdamos, más bien que el Señor nos permita dar libertad a su Santo Espíritu para ser instrumentos positivos en el levantamiento del ministerio de los profetas en Su Iglesia. Así sea.
LA IGLESIA
CASA DE ALABANZA
Por el Apóstol Rony Chaves
“Así que ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.” Hebreos 13:15.
Las figuras simbólicas del Antiguo Testamento nos muestran que Dios siempre quiso hacer de su pueblo una verdadera “Casa de Alabanza”. Él ha llamado a sus hijos “Real Sacerdocio”, una Nación Santa destinada para adorarle a Él. Israel en el pasado vivió esta verdad espiritual, pero en el cumplimiento cabal de los tiempos, la Iglesia de Cristo es quien ha sido establecida por Dios para alabarle. Toda congregación local debe ser la expresión viva de este llamado. Existimos para exaltarle a Él. Amén.
A. En el Antiguo testamento encontramos varias estructuras o santuarios que nos muestran por símbolos que el propósito esencial para el cual Dios nos ha salvado, es el de alabarle. David nos enseña al instituir en Israel un novedoso sistema de alabanza que Dios nos libera y redime para que nosotros le hagamos fiesta y celebración a Él Salmo 33; Efesios 1:12.
B. David es el modelo perfecto para enseñarnos de que manera podemos darle a Dios alabanza. Siendo profeta de Dios, él es instruido en esto por Dios y establece diversas formas para alabar al Señor. Estas formas de expresión no son las únicas , pero nos indican que lo podemos hacer con libertad y mediante todo nuestro cuerpo, Veamos:
1. Con instrumentos de viento, cuerda y percusión (Salmo 150).
2. Con voces de júbilo y gritos (Salmo 66:1; 95:1-2).
3. Con danzas (Salmo 149:3).
4. Con las manos levantadas o unidas en aplauso (Salmo 134:2).
5. Reposando (sentados o acostados) (Salmo 149:5).
6. Batiendo manos (Salmo 47:1).
7. Postrados (Salmo 95:6).
8. Con cánticos espirituales, salmos o coros (I Corintios14:15,26).
9. En grupos de danza (corros)
10. Con todo el ser (otras formas) (Salmo 111:1; 150:6; Romanos 12:1).
C.La alabanza en la Iglesia es importante porque:
1. Trae liberación.
2. Desata los dones del Espíritu Santo.
3. Produce gozo y paz.
4. Atrae al inconverso (le acerca a la salvación).
5. Es sanadora y restauradora (ministra al alma).
6. Desata fe y victoria, Además desata unción guerrera.
7. Emociona positivamente a la Iglesia.
8. Nos mueve hacia Dios y hacia Cristo.
9. Nos hace agradecidos y concientes de Dios y Su amor por nosotros.
10. Ahuyenta a los demonios y atrae a nosotros la Presencia de Dios. (Salmo 143:1-2; Isaías 16:14; Hechos 16: 23-26)
D. La Iglesia- Casa de Alabanza es una faceta más en el ministerio del pueblo de Dios. Toda congregación (sin excepción) es parte de la “Casa espiritual” que Dios está edificando. Como tal debe estar organizada para funcionar como una “caja” de música para Él. Es Su Templo o Casa de Adoración (I Pedro 2:5).
E. La Iglesia local debe ser la expresión viva del gozo de Dios en nosotros. Ella debe reflejar la salvación de Jehová y Su victoria. La fiesta y la celebración es el diseño divino para Su pueblo. Amén (Éxodo 5:1; Nehemías 12:27; Salmo 35:4).
F. La Iglesia-Casa de Alabanza es una entidad (organismo) adoradora, que le reconoce a Él como el Señor, entiende el propósito de su existencia y vive para ministrar a su Creador. La “Alta Alabanza” es más que acción de gracias, es adoración pura. La alabanza nos introduce al trono de Dios para tener adoración e intimidad con Él. Amén (Juan 4. 21-24; Efesios 1:12).
G. La Iglesia como entidad de alabanza y adoración recibe el beneficio de la ministración de Dios. En el silencio de la “comunión”, después de adorar Él nos da por Su Espíritu:
H.
1. Animo, fortaleza, paz y amor
2. Palabras de vida y voz profética.
3. Dones del espíritu Santo (sanidades, milagros, etc.)
4. Visiones, éxtasis y profecías por el Espíritu Santo.
5. Visitación angélica y voz audible del Señor.
6. Salmo 133.
I. Una Iglesia-Casa de Alabanza se caracteriza por ser:
1. Adoradora.
2. Jubilosa y celebradora.
3. Tener comunión continua con Dios (y la anhela siempre).
4. Libre y sana.
5. Victoriosa y activa.
6. Llena de gratitud, gozo y victoria. Está llena del Espíritu Santo.
7. Ser ungida y poderosa (Hechos 2:42-44; Filipenses 4:4).
J. La ausencia de la alabanza en la Iglesia sólo trae religiosidad, apostasía y muerte. La falta de alabanza impide la bendición y endurece los corazones. Este problema estimula las obras de la carne y atrae el humanismo y la duda.
K. La intención de Dios es que en esta era de la Iglesia todos funcionen como ministros de alabanza (niños y adultos).
Desde luego que algunos solamente, funcionarán como directores de alabanza (serán líderes en esto), pero todos en la Iglesia deben estar envueltos en el ministerio de la adoración al Señor. La Iglesia local que involucre el mayor número de miembros en esto será exitosa, pujante y avanzará mucho hacia el alcance de los propósitos y diseños divinos.
Debemos ser en verdad una verdadera “Casa de música” para Dios. Él debe ser celebrado continuamente por sus hijos. Amén.
La adoración que agrada a Dios, desagrada al enemigo
Por el Dr. Apóstol Josué Muñoz
Ministerios Apostólicos Internacionales “Yeshua” (MAIY)
El salmista David, sin duda, sabia agradar a Dios, pero a la vez le causaba serios disgustos al enemigo. La adoración, conciente o inconcientemente, lleva esas dos vías;
agradas a Dios y desagradas al enemigo.
En el salmo 47, David nos insta, guiado por el Espíritu Santo, para que aplaudan, pueblos todos: aclamen a Dios con gritos de alegría!.
¡Cuan imponente es el Señor Dios Altísimo, el gran Rey de toda la tierra!, sometió a nuestro dominio las naciones; puso a los pueblos bajo nuestros pies; escogió para nosotros una heredad que es el orgullo de Jacob, a quien amó..."
El mundo esta aplaudiendo a sus héroes, enalteciendo a los violentos, a los artistas, deportistas y lideres en el mundo de la política, la guerra y los negocios. Los verdaderos adoradores están aplaudiendo y aclamando “con gritos de alegría” en todos los pueblos de la tierra.
Satanás querría impedir la “invasión” de la adoración a Dios en todas las naciones, pero el mandato de David se esta cumpliendo paso a paso, aún dentro de las naciones musulmanas después del tsunami, han tenido que reconocer que el mueve y remueve la tierra, es el único que trae juicio a menos que se le alabe y cuando se le alaba y se le reconoce, trae pronto auxilio aunque la tierra sea removida.
La adoración y la alabanza retraen la mano de Dios, para ejecutar sus juicios pero el no hacerlo, le hace extenderla contra sus enemigos.
La adoración debe hacerse en alta voz, no solo dentro de los edificios de los templos o casas, sino afuera, de tal modo que los pueblos enteros escuchen:
¡ “Cuan imponente es el Señor Altísimo”! , ¡” Al Gran Rey de toda la tierra"!
La adoración maximiza la obra de Dios y minimiza la obra de Satanás. La adoración declara que nuestro Dios es ¡el Rey de toda la tierra! con lo que de inmediato destrona a otros reyes que se quieren enseñorear de las naciones.
Pero lo más poderoso de la adoración es la declaración de David; ¡“sometió a nuestro dominio las naciones y puso a los pueblos bajo nuestros pies”!
Bajo esta declaración, los verdaderos adoradores toman dominio y autoridad en todas las esferas de la sociedad, en lo económico, familiar, político, físico, material, social y espiritual; destronan los poderes del enemigo que han incursionado en estas esferas.
La verdadera adoración debilita la corrupción, la violencia y todo lo que conduce a los vicios cometidos contra el cuerpo del ser humano, los adoradores dignifican el cuerpo del hombre como templo del Espíritu Santo, solo los verdaderos adoradores pueden adorar con el dueño de su templo: ¡el Espíritu Santo! y entonces recuperan el dominio en las naciones, creen y aceptan que ¡"las naciones están puestas bajo nuestros pies”!
Finalmente; “nos escogió para nosotros una heredad” no tenemos que escogerla ¡El ya la escogió para nosotros! terrenos, posesiones, fabricas, empresas, ministerios, familias, pueblos enteros, para que sean el orgullo de Jacob, a quien amó..."
Los verdaderos adoradores son esos 'Jacob', a quien Dios mismo cambio por medio de la sangre de su hijo Jesucristo y los transformo en “el nuevo Israel” en la nación santa, real sacerdocio, pueblo escogido y adquirido por precio para que anuncien las virtud de aquel que nos amo..."' a quien amó..."
Los verdaderos adoradores, son odiados por el enemigo, pero a la vez, son grandemente amados por su Dios y Señor: Cristo Jesús, Yeshua, el hijo de Dios.
Y cuando somos amados por el, somos protegidos, bendecidos, prosperados, curados y llenos de su Espíritu Santo. Bien vale la pena ser 'verdaderos adoradores " de los que le adoran en espíritu y en verdad.